miércoles, 1 de enero de 2014

La importancia de la forma como apoyamos


En 16 meses ininterrumpidos moviéndome – despacio pero moviéndome – he tenido oportunidad de escuchar cosas que ninguna persona debería oir nunca.  Hoy me quiero referir a la forma como algunas creen que motivan para hacer ejercicio, hay una experiencia en particular que resume mi punto.  La cuento tal cual la recuerdo:

La Sabana 5:07 a.m. estoy estirando con otras 25 ó 30 personas, hoy nos tocan repeticiones. Al filo de las 6:00 a.m. voy cerca del Estadio Nacional, completando 200 mts de 400 mts en zona 3, es mi cuarta o quinta repetición voy fundida y con la mente esperando oir a mi profesor a lo lejos “rebecaaaaaaa no baje el ritmo“, pero me desconcentro al oir: “mire hasta esa cerda corre, medio muerta pero corre y usted ni lo intenta“, logro fijar la imagen, son dos jóvenes cada uno a un lado de una muchacha un poco pasada de peso y que camina lento.  En mi mente me digo: no tiene tantos años, ni tantos kilos, ni camina más despacio que yo, es sólo que salga a diario y en poco tiempo estará trotando.  Sigo con mi entrenamiento….

En esta historia real los tres llevan ropa deportiva, pero a los muchachos les hace falta la actitud deportiva.  La misma que me apoya a mi cuando atletas de años, deciden bajar su ritmo casi a menos tres para no dejar que me vaya a retirar de una carrera o un fondo que decidí hacer.  La actitud de “la acompaño a su ritmo“ es vital para sacar la disciplina, para apoyar -en lo que significa esa palabra- a los que por cualquier razón vamos más lento, pero vamos.  Y siempre lo digo, yo hace 16 meses tardaba 1 hora 32 minutos en un recorrido que ahora hago en 27 minutos.  27 minutos que siguen siendo un montón para mi entrenador y no dudo para muchos de los que leen, pero en números llanos nadie va a negar que es un verdadero record, ni que decir del que haya dejado la absurda inactividad en que viví 48 años. 

Los insultos y las comparaciones con otros no motivan, ir a mi lado, darme tips, no dejar que me sobre-esfuerce, ni que de menos de mis posibilidades, me dará fortaleza y esto aplica para todo en la vida.  Así que a des-empolvarnos con actitud deportiva.

Esta carrera inolvidable la terminé por este muchacho que ya iba para su casa y vió que ya yo no tenía fuerza interna, entonces me tomó en sus manos y me dió la suya.

 De Ani Guevara ¿qué les puedo decir? No tengo palabras, si me sigue apoyando de seguro algún día le darán un premio por haber encontrado la manera de trotar dormida. Mi eterno agradecimiento a mi mentora.

Aquí me iba exigiendo, tampoco se crean que apoyar es sólo dejar hacer.  Se apoya a la persona para que de el 100%.

Mis buenos amigos Victor Hugo y David llevándome a la meta junto con otras dos personas que no conozco pero me daban palabras de aliento y un empujoncito.  Llegué 1 hora y 10 minutos después del que ganó la carrera y en el km 6 casi desisto.



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