Esta historia me gusta contarla porque habla de cómo somos
los seres humanos y cómo detrás de algo aparentemente ofensivo podemos -si no
nos quedamos en las palabras- encontrar un motivo para dar lo mejor de nosotros
mismos y de paso inspirar a otros sin daños a terceros.
Cuando iniciaba a des-empolvarme iba significativamente más
lento que ahora, y hoy sinceramente voy muy despacio.
Una parte de la rutina diaria incluía 2 km largos con residenciales en
construcción, construidos, cafetales y al final hacia el oeste un colegio. Al menos en mi caso al principio no
tenía ritmo para correr, así que cuando me picaban los pies corría como si
llevará a Nery Brenes atrás y la carrera fuera de 50 mts, era normal que a los
10 mts ya no podía correr más, menos respirar….
Ese día me picaron los pies como a la mitad del trayecto,
venía “a toda velocidad“ cuando ví a
dos muchachas vestidas de pies a cabeza como deportistas fashion, todas las
prendas combinaban, la ligas del pelo permitían que éste se moviera con el
viento o el movimiento pero sin molestarles en la cara, una cinta para recoger
el sudor, tenían en el brazo un estuche para llevar su celular,…… en mis
adentros me dije: “mire esas barbies“,
al tiempo que una de ellas le decía a la otra, sin percatarse que yo estaba escuchando:
“mira esa chancha trotando y nosotras
caminando ¿lo intentamos?“. Me
subió un calor por el cuello y me dije: “por
dignidad no me puedo detener hasta que este fuera de su vista“, mantuve el
paso, pero estaba en línea recta y comencé a ver mi corazón palpitar bajo la
camisa, cuando me sentí desfallecer todavía las veía y seguí, seguí hasta que
ya la curva nos perdió de vista….. Todavía paso por ahí y veo la pobre mata de café quebrada que
me tuvo que sostener como 15 minutos para recuperar el aliento, pero en
especial es el símbolo que me recuerda que aquel día yo estaba en capacidad de
correr 300 mts y no sólo 10 mts.
Semanas después comencé a entrenar en La Sabana así que no las he vuelto
a ver, pero espero que estén todavía trotando y no simplemente caminando.
Así que con la actitud correcta podemos motivar y motivarnos
unos a los otros.
Vamos, vamos a des-empolvarnos